Los
restos estudiados proceden de una necrópolis descubierta en el transcurso de una obra de acondicionamiento para la
futura plantación de viñedos, en una finca situada en el término de Quintana. El estudio antropológico lo realizó Teresa Fernández Crespo junto a su equipo, que identificaron más de medio centenar de enterramientos, más un número
indeterminado de inhumaciones de forma descontextualizada de época medieval y
tal vez moderna (s. XII-XVI).
Las
sepulturas, de tipología muy diversa (de fosa simple, antropomorfas u ovaladas
talladas en la roca, de lajas,...), se encontraban orientadas generalmente al
Este (con cierta desviación en algunas de las últimas fases) y parecían seguir
en su mayoría (sobre todo en la etapa inicial de uso) una disposición ordenada,
muy posiblemente condicionada por la situación de la iglesia.
Los
cuerpos -junto a un ajuar escaso o inexistente- fueron,
al parecer, depositados bien en un ataúd
de madera, bien directamente sobre la superficie
excavada, simplemente vestidos o debidamente amortajados siendo a continuación
cubiertos por lajas, conformando una
especie de sarcófago, o tapados directamente
con tierra.
La
colección antropológica de la necrópolis del
despoblado de Quintana se encontraba ya depositada
en el Museo de Arqueología y Fournier de Naipes de Álava (Bibat), en el momento
de su estudio.
El
material se hallaba en veinticuatro grandes cajas
y distribuido en bolsas de plástico. No estaba limpio
aunque se había retirado la mayor parte del
sedimento para facilitar su estudio. Tampoco se
encontraba siglado, pero las bolsas indicaban su
pertenencia a uno u otro enterramiento (excepto
en las dos últimas cajas, asignadas al “material
descontextualizado”).
Su
estado de conservación era por lo general no
muy bueno, con multitud de sujetos poco representados
anatómicamente debido principalmente a
la acción, previa a la intervención arqueológica,
de una máquina excavadora, y a varios
procesos tafonómicos derivados de la intensiva
reutilización sepulcral a la que habían sido
sometidos muchos de los dispositivos. No obstante,
también existía cierto número de esqueletos
que, en el momento de su descubrimiento, se
encontraban in situ, conectados y sin signos
aparentes de perturbación.
Los sujetos inhumados en la necrópolis de Quintana fueron colocados generalmente en decúbito supino con las piernas extendidas, con los brazos flexionados a la altura del pecho o vientre y el cráneo ladeado, a excepción de ciertos individuos infantiles, que fueron depositados en decúbito lateral con los miembros plegados (generalmente bebés menores de seis meses). La forma de inhumación era, por lo tanto, diversa, creándose a veces un espacio de descomposición vacío mediante tapas pétreas o ataúdes- y otras colmándose las sepulturas con sedimento (con amortajamiento o no previo del difunto) debido posiblemente al largo lapso temporal durante el que se utilizó plausiblemente el cementerio (s. XII-XV).
El colectivo subadulto hallado in situ está conformado por 73 sujetos y el adulto por 42 individuos, lo que supone un predominio infanto-juvenil muy poco habitual en el registro.
Atendiendo a la mortalidad, parecen poder fijarse dos puntos de inflexión o momentos
críticos: a) uno en el paso de la primera a la segunda infancia, entre los cuatro y ocho años; y b) otro superada la treintena, década en que muere la mayoría de los sujetos que superan la adolescencia, alcanzándose rara vez la senectud.
La talla puede estimarse como mediana tanto en hombres como mujeres, existiendo una apreciable diferencia entre sexos (dimorfismo).
Desde el punto de vista patológico, finalmente, podemos subrayar una población sin demasiadas lesiones odonto-estomatológicas (desgaste moderado en el colectivo adulto y una baja incidencia de
caries, afectando a la cara interdental de los premolares o de los molares definitivos; aparece otro desgaste de forma severa, con la consiguiente inflamación del alveolo, provocando dos abscesos; se documentan también acumulaciones de sarro, ciertas retracciones de la encía y cerca de una decena de ejemplos de reabsorciones alveolares) y esqueléticas, destacando: varios casos severos de artrosis vertebral, dos posibles fracturas consolidadas, diversas lesiones entesopáticas fruto de un alto estrés músculoesquelético y la sacralización de una quinta lumbar como única anomalía en la osificación.
En
resumen, se aprecian unos estados de salud
y enfermedad muy similares a los documentados en
otras necrópolis de cronología similar, en que
las artropatías degenerativas parecen ser las afecciones
más comunes, siendo excepcionales otras
entidades nosológicas como las malformaciones congénitas,
las enfermedades infecciosas, los
procesos traumáticos o las neoplasias.
Patricia.
Fuente: Fernández Crespo, T. (2010) "Análisis antropológico de los restos humanos de la necrópolis medieval de Quintana (Leza, Álava)" Minube (Antropología-Arqueología), 61, pp. 329-337.
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