Grupo de 4º de Arqueología de la UCM: Helena Muñoz, Patricia González, Andrea de Juan y Nuria Schlesinger.

lunes, 26 de octubre de 2015

Ballestas y ballesteros.

Andrea:

La ballesta es , en cierto modo, el perfeccionamiento tardío y costoso del arco. Uso permitía la distinción socioeconómica existente entre sus usuarios y los arqueros tradicionales. Pero las diferencias desaparecían en las Schiizenfesten, una gran concentración festiva que gracias a la hábil propaganda de los burgueses flamencos y a la buena organización, lograba atraer a verdaderas masas de gente a las ciudades manufactureras y comerciales que las realizaban. En la República Checa actual se sigue celebrando este festival de la Corporación en Hradcany, que es un callejón de Praga donde, durante la Edad Media y el Renacimiento, los ballesteros checos agrupados en sus cerradas hermandades celebraban la admisión de nuevos miembros. En dicha fiesta corría la inestimable cerveza checa y se comía carne de venado.

La introducción de la ballesta en la Europa medieval se basó en la necesidad de crear un tipo de mecanismo que permitiese un mayor alcance para lanzar los  proyectiles o flechas frente al que poseían los arcos de la época. Al mismo tiempo que se pretendía reducir el esfuerzo y la destreza que los arcos suponían, y traspasar la cota de malla de los caballeros del medievo. En definitiva, lo que pretendían era  mantener el arco en su posición de tensado durante el mayor tiempo posible para apuntar y que ello no conllevase dolorosos resultados en los brazos de quien lo manejaba como en el caso de un arco.

Las primeras ballestas medievales eran artefactos muy primitivos. Se tensaban apoyando el arco, de tipo simple, en el suelo y sujetándolo con los pies, al tiempo que con las dos manos se tiraba de la cuerda hasta sujetarla en la muesca de un primitivo disparador en forma de palanca que empujaba la cuerda, liberándola. Ya en la segunda mitad del siglo XII, las ballestas eran lo suficientemente potentes como para que se pudieran tensar con la mano, con lo que se tuvo que introducir el estribo, una pieza sujeta a la cureña en el que se introducía el pie para sujetar el arco. Enseguida aparecieron sistemas mecánicos para tensar la cuerda basados en el principio del torno.

Destaca el desprecio de la aristocracia por este arma, desprecio que durará hasta el Renacimiento. Aunque la Iglesia trató de prohibir su empleo, su potencia y su fácil manejo hicieron que se propagase por toda Europa en los siglos XIII y XIV.   No obstante la  ballesta fue utilizada normalmente por mercenarios, a menudo de origen italiano, de donde procedía la madera de tejo que se consideraba la más apropiadas para la construcción de los arcos. 

ballestaballestero

Otra de las ventajas de la ballesta la encontramos en sus proyectiles, más cortos, de cabeza piramidal maciza y  más baratos y perforadores que los del arco. Estos podían  atravesar corazas inaccesibles para un arquero.  Sin embargo, poseían una desventaja  y era el largo tiempo que se necesitaba para cargarlas, lo que hizo necesaria la asistencia de un escudero portador de un escudo ligero para proteger al ballestero mientras éste recargaba laboriosamente su arma, perdiendo disparos frente al arquero. Las ballestas serían ya desde el siglo XIII elementos habituales no sólo en asedios sino en batallas terrestres o navales. Otro problema de las ballestas es que tenían poca precisión a larga distancia pero eran eficientes a corta distancia. La poca precisión a larga distancia se debe principalmente a que los virotes son cortos, muy pesados y casi siempre sin emplumar o emplumados con materiales rígidos, cuero, madera.

El tamaño de la ballesta variaba según su uso. Encontramos así las manuales o portátiles que eran cargadas por un hombre solo, a pie o a caballo. Otras ballestas serían las  de posición fija que eran colocadas sobre bancos o caballetes para la defensa de los muros o para ser llevadas a los campos de batalla. Naturalmente, cada ballesta era cargada de manera diferente. La ballesta de mano, que es la más pequeña, era también la más sencilla. La ballesta de gancho se caracterizaba, como su nombre lo indica, por tener un gancho que colgaba de la muñeca del ballestero y le permitía extender la cuerda hasta sujetarla al taco de la nuez.

Las partes principales de la ballesta son: 1- el “arco”, que era generalmente de acero madera o de asta; 2- el “palo”, también llamado “cureña”, el cual casi siempre era de madera pero algunas veces era de hierro forjado o acero, sobre todo  en las ballestas de menores proporciones; 3- la nuez, un pequeño disco que servía para sujetar la cuerda tensa hasta que el arma estuviera  cargada y lista para disparar; 5- la “llave” o manija, que hace la función de gatillo de la ballesta y  se acciona sobre la cuerda llegado el momento. El palo tiene un canal por el cual, al deslizarse la flecha, toma la dirección precisa. El arma consta, además, de una especie de culata que el ballestero apoya en el hombro cuando torna puntería, y en la extremidad opuesta un estribo o gancho para sujetar la ballesta a la montura o a la cintura a fin de facilitar la carga del arma.


Fuente: SALVADOR, J (2006). El deporte en Occidente: Historia, Cultura, Política y Espacios. Tomo II. Tesis doctoral. Universidad de La Coruña.

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