Grupo de 4º de Arqueología de la UCM: Helena Muñoz, Patricia González, Andrea de Juan y Nuria Schlesinger.

lunes, 26 de octubre de 2015


MEDICINA EN LA EDAD MEDIA:
ENFERMEDADES


Como ya hemos visto, las enfermedades fueron un elemento común en la vida del medievo, siempre presente en la mentalidad de la sociedad. Las enfermedades más comunes y que fueron las que generaron esas grandes epidemias fueron:
  • PESTE
Ilustración de la peste Negra de la biblia Toggenburg (1411)

La bacteria se conoce con el nombre de Yersinia  pestis, en memoria de Alexandre Yersin, quién aisló y cultivó el germen en 1894. Aunque, en las últimas décadas se piensa que el verdadero agente de esas epidemias fue un virus hemorrágico.
Vive en los roedores silvestres, en los que apenas se produce patología. Desde ellos, la bacteria pasa ocasionalmente a las ratas domésticas en las que sí se produce una gran mortalidad, pero son las pulgas de las ratas las que transmiten esta enfermedad al picar al hombre. 

Existen varios tipos:
    • Peste bubónica: producida por la picadura de la pulga, comenzando bruscamente con una fiebre muy alta e inflamaciones dolorosas y supurantes de las glándulas linfáticas, los llamados “bubones”.
    • Peste septicémica: no aparecen bubones evidentes.
    • Peste neumónica: cuando las bacterias llegan hasta los pulmones, pudiéndose contagiarse directamente por el aire a otros seres humanos.
    • Existen otros casos con gran tendencia hemorrágica cutánea, debido a esto la enfermedad pasó a ser conocida como “peste negra”.
La forma bubónica había una mortalidad sin tratamiento de entre el 40% y el 70%, mientras que la forma neumónica era casi siempre mortal.

La bacteria se supone originaria del noroeste de la India y ha producido epidemias en los seres humanos en el seno de tres grandes ciclos históricos:
    • La conocida como la “peste de Justiniano”, que comenzó en el siglo VI y que tuvo frecuentes rebrotes en toda el área mediterránea durante los dos siglos siguientes.
    • La conocida como “peste negra”, que comenzó en el siglo XIV. Probablemente procedía del este del mar Caspio y siguió las rutas comerciales con la india y China. Desde allí, se difundió a toda Europa y al Próximo Oriente. En el asedio de Kaffa (ciudad de Crimea), en 1345, los sitiadores de la ciudad arrojaron cadáveres apestados en su interior por medio de trabucos. Desde esta ciudad, entonces genovesa, los mercaderes expandieron la epidemia por los puertos mediterráneos. En esta pandemia, hubo muchos factores históricos-sociales que contribuyeron a su aparición:
      • Aumento medieval de la población que, además, se cocnentró en las ciudades. La población se duplicó entre los siglos X y XIV.
      •  Expansión del comercio y de las rutas comerciales. El comercio a larga distancia fue el que introdujo la epidemia y el comercio interior la expandió y la hizo rebrotar.
    • El tercer ciclo se dio a mediados del siglo XVIII, comenzando en Asia central.
La desaparición posterior la vemos favorecida por el aprendizaje y puesta en práctica de medidas de prevención (como las mejoras en los barcos, el cierre de los mercados, etc.), el cambio de las ratas que convivían con el hombre (la rata negra fue sustituida por la rata gris), el cambio en la arquitectura de las viviendas y los cambios climáticos.
La peste negra afectó profundamente a todos los aspectos de la vida social, política, económica, cultural y religiosa, ya que se observó una disminución considerable de la población (entre un cuarto y un tercio de la población europea murió en la primera oleada de peste en el siglo XIV), quedaron alteradas la economía y el comercio de la época (por falta de población, aumento del bandolerismo y el pillaje…), aumento de persecuciones contra las minorías, sobre todo los judíos, y produjo una modificación de las ideas y costumbres morales de las personas, que exaltaron en gran medida la religiosidad. Modificó también las expresiones artísticas y transformó la actitud frente a la muerte.
  • PALUDISMO
Esta enfermedad ha recibido diversos nombres. El primero fue malaria, porque su origen y propagación se atribuía “al mal aire”. En España se ha conocido como terciana, cuartana fiebre intermitente en recuerdo de su cuadro clínico con accesos de fiebre cada ciertos días. Terminó denominándose como paludismo por la relación que se estableció entre la enfermedad y las aguas estancadas o pantanos (en latín: paludum). Ha predominado en zonas costeras, húmedas, cálidas y próximas a pantanos cultivos húmedos.
Transmitida por un tipo de mosquito característico de zonas húmedas y provoca accesos periódicos de fiebre con escalofríos y deterioro general crónico y progresivo, que cursa con anemia y una inflamación aguda del bazo. La mortalidad es baja, aunque mayor en niños.

Ha sido una enfermedad que probablemente ha acompañado a la humanidad desde sus orígenes y que afecta a casi todas las especies de primates.
Tras la romanización, aumentó mucho su incidencia, aumentando en los últimos siglos del Imperio romano y en el siglo XV fue llevada a América desde Europa y África, contribuyendo a la despoblación indígena americana.

Entre los factores que contribuyeron a su aparición nos encontramos con los movimientos de la población, la extensión de regadíos y pantanos, alteraciones ecológicas que favorecían a los mosquitos.

Desde la Antigüedad se utilizaron medicamentos de eficacia dudosa para luchar contra la enfermedad, como purgantes, las sangrías y los vomitivos.
  • LEPRA


Es una enfermedad trasmitida por vía cutánea o mucosa y que tiene un grado bajo de contagiosidad. En relación a sus síntomas, comienza con una mancha cutánea, para pasar a afectar los tejidos superficiales, principalmente piel, nervios periféricos, cuerdas vocales y mucosa nasal. Concluye produciendo lesiones destructivas en la zona de la nariz, la cara, las manos y en los pies.

Es una enfermedad muy antigua ya que se hace referencia a ella en los textos bíblicos, pero posiblemente se llamara lepra a una serie de enfermedades diferentes a la actual. El investigador Christensen revisó numerosos esqueletos y momias de épocas diferentes, demostrando que no hay evidencias de la enfermedad anteriores al siglo V a.C. (excluyendo el Extremo Oriente). Pero sabemos que la lepra que conocemos actualmente fue vista y descrita en el siglo VI d.C. en la escuela médica preislámica de Alejandría.
La lepra tuvo su mayor apogeo durante la Edad Media y comenzó a declinar a mediados del siglo XIV. Con el cristianismo, los leprosos eran identificados por las autoridades religiosas y eran segregados en ceremonias rituales, frecuentemente misas fúnebres en las que se administraba al leproso los últimos sacramentos e incluso a veces se le colocaba en una tumba para simbolizar su muerte social.  Con posterioridad, se le impedía su acceso a las ciudades. En muchos lugares, los leprosos debían de anunciar su presencia con diversos elementos, como su vestimenta (de color gris). También se procuró aislarlos en los conocidos “lazaretos” que explicaré en entradas posteriores.
La Iglesia les concedió la imagen de pecadores reprendidos por Dios, para hacerles pasar por su purgatoria en la Tierra, de forma que su cuerpo estaba muerto pero todavía tenían tiempo para redimir su alma.
  • TISIS 
Conocida con el nombre general de “tuberculosis”, es una enfermedad que puede localizarse en cualquier órgano o tejido del cuerpo. Por ello, sus diferentes formas no se reconocieron como una misma enfermedad hasta el siglo XX. La forma pulmonar fue llamada “tisis” y la afectación de los ganglios cervicales “escrófula”.
El agente se conoce con el nombre de bacilo de Koch en honor a su descubridor y principalmente se transmite por inhalación. Antes de la pasteurización de la leche fue también frecuente la vía gastrointestinal.
La enfermedad puede manifestarse inmediatamente al contagio o después de años de latencia, afectando sobre todo a los pulmones, pero pudiendo lesionar casi todos los órganos: riñones, huesos, ganglios linfáticos, meninges…
Ha sido una enfermedad antigua del Viejo Mundo, aumentando en Europa en torno al siglo XIV, llegando a tener un enrome peso.
Siempre se ha asociado a la pobreza y a la vida en las ciudades, siendo la enfermedad típica de las culturas urbanas. Está demostrado que ha sido más prevalente en las ciudades que en el campo. Su aumento en el siglo XIV estuvo probablemente relacionado con la progresiva urbanización de Europa.
En relación a los tratamientos a los que se recurrió, podemos ver que en el Medievo muchas personas acudían al “toque” de la mano del Rey para curar la escrófula. 

Otras enfermedades que eran muy frecuentes en la Edad Media:

  • Sudor del inglés. Una epidemia contagiosa que hoy se conoce como gripe.
  • Escorbuto. Lo produce un déficit de vitamina C, sobre todo por la falta de verduras frescas y cítricos en la dieta. Los síntomas son depresión nerviosa, piel amarillenta, tumefacción de las encías, hemorragias, dolores en las articulaciones y manchas en la piel que primero son rojas, se vuelven violetas, verdes, verdes-amarillentas y finalmente amarillentas. Fue temida por los marineros.
  • Gota. Es una alteración del metabolismo, mediante el cual un se produce un aumento del ácido úrico en la sangre, acompañado de dolores articulares y ataques cada vez más frecuentes. Estos ataques se caracterizaban por dolor articular, hinchazón y enrojecimiento local de la piel.
  • Hernias. Sobre todo abdominales. Al paciente se le purgaba, se le ponía a dieta y se le aplicaban cataplasmas y vendajes.
  • Baile de San Vito o Corea. Se suponía provocada por la picadura de la tarántula y se intentaba curar con música. El síntoma principal de esta enfermedad, que ataca a determinados núcleos del encéfalo-medular, es la aparición de movimientos involuntarios, rápidos, desordenados, de gran amplitud y sin ningún fin.
  • Difteria. Enfermedad infecto-contagiosa, aguda y febril. Se presentaba con vómitos, palidez, fiebre, ulceración en la boca, llagas pestilentes y aparición de falsas membranas en la garganta que producen sofocación. Termina provocando la muerte por asfixia.
Patricia
Fuente:
Sánchez González, M.A. (2012) Historia de la Medicina y Humanidades Médicas. Elsevier (España).
Sánchez Granjel, L. (1981) La Medicina española antigua y medieval. Universidad de Salamanca (España).

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