Grupo de 4º de Arqueología de la UCM: Helena Muñoz, Patricia González, Andrea de Juan y Nuria Schlesinger.

jueves, 22 de octubre de 2015


LAS FERIAS MEDIEVALES: LOS TIPOS DE PRODUCTOS


En las ferias era posible encontrar todo tipo de productos. Los había de primera necesidad, como los cereales, el pescado en salazón o la lana, pero también muchos que sólo quedaban al alcance de los más pudientes, como las especias, la seda o los perfumes.

El comercio de la época, y concretamente los mercaderes medievales, se encargaban de poner al servicio de la población una gran diversidad de productos mediante las rutas comerciales.
Debido a que estas rutas comenzaron a ser muy frecuentadas, durante los siglos XII y XIII se reconstruyeron y pavimentaron caminos, se levantaran puentes y se abrieron nuevas rutas que facilitaron el trasiego de éstos y de sus mercancías. No solo existían rutas terrestres, sino que existían también canales que comunicaban ciudades entre sí, mientras que en el continente en general se intensificaron las vías fluviales, como la del Po y la del Ródano.
No hay que olvidar tampoco las vías marítimas, tanto las del Mediterráneo, con italianos y catalanes a la cabeza, como las del Atlántico y el Báltico, escenarios de la Liga Hanseática, que monopolizaba el comercio de la madera, pieles, cobre y pescado salado rusos y escandinavos a cambio de pañuelos flamencos, sal y vinos franceses.

Los mercaderes más activos fueron los italianos, los hanseáticos y los flamencos. Estos dos últimos vendían telas y paños de elaboración propia, además de productos del comercio atlántico y nórdico, como pieles, pescado salado o ámbar, mientras que los italianos aportaban los valiosos frutos del comercio mediterráneo, como sedas y especias orientales, entre otras pimienta, clavo, canela y nuez moscada. 
En los puestos de los mercaderes también se acumulaban tapices, cobres cincelados, perfumes y cristalería de Oriente; marroquinería andalusí; azúcar del Próximo Oriente; miel, vino, regaliz y papel de la Península Ibérica, etc. Por supuesto, también comercializaban productos medicinales, como alcanfor, ruibarbo o aloe, además de cereales, madera para la construcción, tintes, lana, etc.

Como podemos imaginarnos, había numerosos tipos de mercados o de puestos en las ferias que se encargaban de la venta de diversos productos. Algunos ejemplos son:
  • Mercado de frutas y verduras. Frescas, secas o en conserva, las frutas y verduras fueron especialmente valoradas en la Edad Media. No solo en el mundo rural, sino también en las cortes principescas, sobre todo sus variantes más exóticas. Es el caso, por ejemplo, del melón, que llegó a Francia a finales del siglo XV. Dada la escasez de azúcar y miel, en algunos casos se utilizaba la propia fruta como edulcorante.
  • Mercado del grano. Los cereales eran la base de la alimentación medieval.
  • Venta de arroz. Fue uno de los productos traídos por lo árabes que conquistaron la Península Ibérica en el año 711.

Y con esta entrada doy por finalizada la parte de las ferias para poder sumergirme de lleno en el tema que me corresponde, la medicina medieval.
Patricia.
Fuente:
García Cortázar, J.A. (2012) Manual de Historia Medieval. Alianza (Madrid).
Ruíz-Dómenec, J.E. (Dir.) (2013) Historia, Nuevas rutas hacia oriente, Nº20, National Geographic.


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