Grupo de 4º de Arqueología de la UCM: Helena Muñoz, Patricia González, Andrea de Juan y Nuria Schlesinger.

jueves, 29 de octubre de 2015

Luchas y Duelos medievales.



Andrea:




Duelos

A través de las justas llegaron a formarse auténticas asociaciones deportivas ya durante la Edad Media, por ejemplo en Alemania Ilegaron a formarse cuatro grandes asociaciones: Rhin, Franconia, Suabia y Baviera, dentro de las cuales existían subdivisiones, la del Lobo, la de la Ardilla, la del Pez y otras con nombres similares. Era preciso pertenecer a alguna de estas asociaciones para poder participar en las justas, sin embargo este tipo de combate procedía de una postura libre y personal: el desafío. Retar a alguien a un desafío era similar a una proposición de guerra, así, una vez más, vemos como las costumbres bélicas a menudo adquirían una dimensión deportiva en la Edad Media. Durante esta época era el caballero quien ponía sus propias reglas del juego y las ofrecía a todos los asistentes.  Algunos Ilevaban colgando del brazo, el cuello o la pierna una empresa o un emblema, y recorrían el mundo ofreciendo combate a todo aquel que quisiera.

Los desafíos funcionaron en un gran número de culturas, sobre todo en las clasistas y entre las castas guerreras, y su objetivo era el de potenciar el honor y la competitividad. EI honor es un sentimiento de casta, es decir, para que haya reto es preciso que quien lo lanza considere a quien lo recibe digno de ser desafiado. Por lo que eI noble debe de estar siempre en estado de alerta, dispuesto a enfrentarse a la menor ofensa o duda de su honor y capacidad. Así pues el desafío implica una complicidad objetiva entre el desafiado y el desafiante, es decir, que ambos deben aceptar los mismos valores, por lo que han de someterse a un código del honor. Un noble no puede desafiar a un villano.

Otra forma de combate fue el combate lúdico practicado por la aristocracia europea de la Edad Media, única clase social que podía portar armas. EI duelo, permitía zanjar un desacuerdo, "lavar" una ofensa o hacer gala del honor en cualquier circunstancia. EI duelo, que no tenía parangón en ninguna.  Así pues el duelo fue reconocido y tenido como el medio más adecuado de zanjar una desavenencia irreconciliable fuera de los tribunales. Sin embargo con el paso del tiempo el duelo se fue convirtiendo en un deporte dando lugar a la esgrima. 



Luchas

A pesar de la destreza que exigía la lucha, ésta se quedó como un rudo ejercicio de fuerza, un rasgo muy común en los ejercicios practicados durante la Edad Media, prestándose mucho mejor que los combates armados a una reglamentación, aproximándose así un poco más a nuestra idea del deporte. La lucha fue, durante la Edad Media, un ejercicio practicado por los señores y a la vez por los siervos. Ésta estaba  ampliamente difundida entre las clases populares, en las que era uno de los únicos juegos que disponían para su distracción.

Estos combates de lucha se celebraban en los intermedios de las justas y torneos, en presencia de reyes, magnates y damas. El reglamento de estas luchas no era mucho pero había algunas normas como la de no golpear por debajo de la cintura. Entre los bretones no se celebraba una fiesta sin un torneo de lucha, lo mismo se puede decir de los luchadores leoneses, gallegos, canarios de origen guanche y castellanos. Los campeones de estas modalidades gozaban de cierto renombre, por lo que los nobles también participaban en ellas.  

La lucha se tenía por una actividad física de gran popularidad, aun considerando las variantes que se podían producir según el territorio o la clase social a la que se perteneciese. Fue una modalidad deportiva que, hasta el principio de la Edad Moderna, se extendía por Europa, por todas sus clases sociales y por casi la totalidad de las edades. EI pueblo celebraba sus luchas en espacios abiertos, en presencia de público y mediando apuestas, lo que producía unos combates con unos reglamentos muy laxos. Cada lugar y clase tenía sus propia modalidad de lucha. La lucha popular era un elemental ejercicio de fuerza que consistía en derribar al contrario; pero ahí comenzaban las variaciones en cuanto a la posición de los adversarios al comienzo del asalto, el atavío reglamentario, las Ilaves permitidas, el lugar por donde se podía agarrar, la definición del derribo y la duración de los asaltos. En algunas regiones del Este de Europa, por ejemplo, los luchadores sólo podían utilizar el brazo derecho para hacer tambalear al oponente. El más leve desplazamiento de un pie significaba la descalificación. En casi todo el territorio alemán se prohibían las Ilaves y los golpes por debajo de las caderas. En los valles de Suiza y del Tirol, así como en Islandia, se practicaban hasta hace poco tiempo diversas variedades de la lucha Ilamada swingen en la que la parte cubierta por el calzón del luchador quedaba fuera del contacto y ataque del adversario. 

La lucha también fue una de las actividades físicas practicadas por los judíos sefardíes, aunque no de manera muy frecuente, tanto por falta de interés como por su imposibilidad de aplicarla con con ciudadanos de otras creencias religiosas, lo que les hubiese llevado a procesos judiciales, que casi siempre les consideraba culpables; no obstante, lo practicaban entre ellos como preparación para posibles contiendas y como forma de mantenimiento físico, por el valor que entre los judíos se daba a la fuerza física.

Por su parte la nobleza practicaba la lucha en lugares cerrados y con formas exclusivistas, con muchas ceremonias, como en los torneos y duelos, y unos reglamentos muy elaborados y ritualizados. Estos reyes y señores practicaban la lucha como algo muy útil en las guerras en las que los combates cuerpo a cuerpo eran muy frecuentes, incluso a caballo o en determinadas circunstancias en los duelos. 


Fuente:
- FÉRNANDEZ, J (2008). “El deporte en sefarad durante la Edad Media”. Revista de Historia do Esporte. Vol 1, número 1, Junio.
- SALVADOR, J (2006). El deporte en Occidente: Historia, Cultura, Política y Espacios. Tomo II. Tesis doctoral. Universidad de La Coruña.


martes, 27 de octubre de 2015

Caza y Cetrería

Andrea:

Caza

A lo largo de todo el Medievo  la autoridad monárquica, cada vez más poderosa, trató de conservar en toda Europa la exclusividad del uso de la fuerza, manteniendo ejércitos mercenarios, huestes y la legalidad de reclamar a los ciudadanos los suministros y el acomodo de los nuevos cuerpos militares, impidiendo y reprimiendo a la vez,  los conflictos armados locales. Esta restricción tuvo como consecuencia, debido al aumento de tiempo libre y la liberalización de trabajos y tareas, la proliferación y perfeccionamiento de los derivados lúdicos de la caballería medieval entre ellos el uso de los animales del bosque, los montes y ríos. 

La caza constituía la actividad de los poderosos. Los caballeros se ejercitaban, durante los intervalos de las guerras, en la caza y en los torneos, que desde un punto de vista actual se considerarían un deporte. Si en los torneos la derrota del vencido era un supuesto simbólico, en la caza la muerte y la sangre estaba presente en el abatimiento de la pieza. Sin embargo, al contrario que los torneos deportivizados  que solo eran considerados como tales en algunos territorios concretos, la caza, en aqueIlos tiempos, ya se consideraba como un deporte universal. Los embajadores o visitantes notables, podíar ser invitados a presenciar juegos, danzas, alardes guerreros, etc., pero siempre sería invitado a participar en una partida de caza.

La caza levantaba pasiones y todos participaban en ella, nobles, clérigos y villanos. Suponían a su vez una importante oportunidad para dar fe de la excelente posición social de los participantes frente a los demás que allí asistían. Las lujosas armas decoradas con incrustaciones de nácar, piedras y metales preciosos servían no sólo para matar animales, sino también para expresar el gusto y las riquezas de su poseedor y, por tanto, el rango de su dueño. Se necesitaban amplios bosques, largas campiñas o zonas riscosas. La caza se practicaba a caballo, con perros, halcones, gavilanes y otras aves de cetrería. Los deportistas medievales probablemente cazaban, con mucha frecuencia, en compañía de otros aficionados que hablaban el mismo dialecto local, lo cual crearía fraternidades territoriales.

Los aristócratas cazaban venados, jabalíes y osos, animales que abundaban en la Europa medieval. Para garantizar la seguridad de los cazaderos o cotos pertenecientes a los nobles  y grandes señores frente a la caza furtiva, se aplicaban una serie de leyes, aún así se tenía que frenar incluso al clero de a pie para que no se entusiasmara con estas prácticas tan divertidas y lúdicas. La caza era el verdadero deporte popular de la Edad Media en el que todos los estamentos sociales se jugaban su partida, cada uno a su manera y con sus armas, pero todos se dirigían al bosque en busca de su premio.

Poco a poco, ese privilegio de la nobleza para practicar la caza de manera exclusiva por esa necesidad de mantener el cuerpo, los caballos y las armas en perfecto uso para el combate se va perdiendo, y la caza se va transformando exclusivamente  en una demostración de la riqueza y el lujo de sus organizadores y participantes. 

En el caso de los judíos, la caza era una de las actividades físicas más practicadas en el Al-Andalus medieval, aunque nunca fue una actividad que gozase de gran entusiasmo, probablemente debido a las normativas existentes en sus leyes religiosas sobre la prohibición de consumir la carne que se obtenía de la caza, ya que eran animales que se habían sacrificado sin haber seguido unas rígidas normas ceremoniales durante su matanza.


Cetrería

La cetrería consiste en de caza a animales silvestres mediante el uso de Aves de Presa entrenadas para  ello . En la península Ibérica, la cetrería fue introducida por los pueblos germánicos que llegaron del norte (los visigodos), que practicaban la caza o modalidad del bajo vuelo con Accipiteres (es decir, con Azores y Gavilanes) sin caperuza. La palabra “cetrería” tiene su origen en la palabra latina de “acetrería” que no es otra cosa que el término medieval con el que se designaba al “acetrero” o “azorero” que practicaba el bajo vuelo.

Posteriormente,  con la invasión musulmana, llegaron los halcones y la introducción al uso de la caperuza, que es indispensable para el comienzo del adiestramiento de éstos y que con su uso los árabes perfeccionaron, favoreciendo que los Halcones se utilizaran más que los Azores. En un principio la cetrería fue concebida como un medio de subsistencia, siendo empleada por las clases bajas para obtener alimento capturando animales mediante el uso de rapaces,  sin embargo posteriormente quedó relegada al uso exclusivo de la nobleza y de las clases altas de la sociedad que vieron en las aves nobles una peculiar forma de destacar su rango social y de practicar una forma exclusiva de caza. Este tipo de caza alcanzó una gran importancia ya que durante la Edad Media son muchos los hechos en los que se mencionan, de un modo u otro, a las aves de cetrería. 

El halcón portaba un hombre en su pata, cuando iba de caza, un papel que remarcaba su categoría o rango. De tal manera que un rey llevaba un halcón gerifalte; un conde, un halcón peregrino, un burgués hacendado, un azor y un sacerdote, un gavilán; Aunque los peones cazaban con aves de presa, para llevar alimento a sus casas, aunque esto estaba prohibido por los reyes.Hacia finales de la edad media, el arte de la cetrería empezó a declinar coincidiendo con la aparición de las armas de fuego, aunque no desaparecería hasta el siglo XIX, donde solamente sería practicado en grupos pequeños en Alemania, Portugal, el Reino Unido y Francia., desapareciendo por completo hasta el siglo XX en la mayoría de estos países, excepto en el Reino Unido.


Fuentes: 
- FÉRNANDEZ, J (2008). “El deporte en sefarad durante la Edad Media”. Revista de Historia do Esporte. Vol 1, número 1, Junio.
- SALVADOR, J (2006). El deporte en Occidente: Historia, Cultura, Política y Espacios. Tomo II. Tesis doctoral. Universidad de La Coruña.


MEDICINA EN LA EDAD MEDIA:
ORÍGENES Y DESARROLLO


En las diferentes épocas, las formas de combatir la enfermedad han sido muy diferentes, estando todas ellas basadas en alguno, o algunos, de los tres fundamentos siguientes: el saber meramente empírico (medicinas empírico-creenciales basadas solo en el empirismo y en las creencias mágicas), la racionalidad científica (medicinas racionales y científicas que incorporan algún fundamento científico) y las creencias mágicas (basadas en las interpretaciones derivadas de la mentalidad mágica, que es propia del ser humano).

Durante la Edad Media podemos ver varias medicinas que destacaban:

  • MEDICINA ISLÁMICA
El imperio islámico, a medida que se extendía fue asimilando la medicina clásica que iba encontrando a su paso, incluso se vieron influenciados por la medicina hindú. El mérito de la medicina islámica se basó en recoger, sistematizar y transmitir el saber griego antiguo, que de otra forma se hubiera perdido en gran medida. 
Durante su periodo de esplendor, la medicina árabe fue muy superior a la medicina cristiana. Alcanzaron un mejor conocimiento de la medicina clásica ya que disponían de mayores recursos farmacológicos, y desarrollaron espléndidamente los hospitales. 

En el desarrollo de la medicina islámica se distinguen las siguientes etapas:

    • Siglos VIII y IX. Es una fase de recepción, traducción y asimilación del saber griego. En un primer momento los médicos nestorianos, protegidos por los califas, promovieron la recuperación de los manuscritos griegos y retradujeron sus propios libros antiguos al árabe. En esta labor de traducción y asimilación destacó la figura de Hunain Ibn Ishaq, en la llamada “Casa de la Sabiduría” de Bagdag.
    • Siglos X y XI. Es la fase de ordenación y desarrollo del saber antiguo. Entre los médicos destacaron: Ali Abbas, Al Biruni (autor de un tratado de farmacia), Rhazes (autor de un tratado original sobre la viruela y el sarampión) y, sobre todo, Avicena, que escribió el Cannon, una famosa exposición sistematizada de todo el saber médico galénico, que ejerció gran influencia hasta el siglo XVII.
    • Siglo XII. Esta es la fase de esplendor de la medicina árabe. Destacaron los médicos hispanoárabes: Abulcasis, Ibn Al Baytar, Avenzoar…, y, sobre todo, dos médicos-filósofos cordobeses muy influidos por Aritóteles: el musulmán Averroes y el judío Maimónides.
    • Siglo XIII. Comienza la decadencia de la medicina árabe.

AVICENA                                         ABULCASIS                                            AVERROES
               

  • MEDICINA MEDIEVAL OCCIDENTAL CRISTIANA
En occidente, durante la Alta Edad Media, los restos del saber médico antiguo se conservaron en los monasterios, por lo que la práctica de la medicina fue asumida mayoritariamente por los monjes.
Posteriormente, buena parte de los conocimientos clásicos fueron introducidos en Europa por otras vías, de forma que en la medicina de la Edad Media occidental se distinguen dos periodos:
  • Un primer periodo de medicina monástica (desde el siglo VI hasta el siglo XII). El saber antiguo atravesó un primer periodo de decadencia, en el que se practicó una medicina centrada en los monasterios. Aunque continuaron existiendo algunos médicos laicos, principalmente judíos. Pasado algún tiempo, los conocimientos médicos clásicos volvieron a entrar en Europa por dos vías principales:
    • Escuela de Salerno (siglo X) en el sur de Italia: Se tradujeron textos griegos provenientes de Alejandría. Poco después se comenzaron a traducir libros árabes de medicina griega. Un miembro de esta escuela fue Constantino el Africano, que tradujo al árabe del latín importantes textos médicos clásicos.
    • Escuela de Traductores de Toledo (siglo XII), y también la Corte de Sicilia, aunque esta última en menor medida. Fueron traducidos numerosos libros árabes en un marco filosófico predominantemente aristotélico. Gerardo de Cremona es uno de los traductores de Toledo más conocidos. Como consecuencia de este proceso de traducción, se produjo en Europa una “arabización” de todo el saber médico que duraría hasta el siglo XV.
  • Un segundo periodo de medicina escolástica (desde el siglo XII hasta el Renacimiento). Durante la Baja Edad Media, diversos conocimientos eclesiásticos dictaron prohibiciones al ejercicio médico y, sobre todo, al ejercicio quirúrgico de los monjes. Se rechazaron particularmente las prácticas que conllevaban derramamiento de sangre o entrañaban riesgo de muerte. Las prohibiciones fueron más terminantes durante el siglo XII y el Concilio de Clermont, en 1130, prohibió finalmente la práctica de la medicina a los monjes, por estimar que era impropia de la vida monástica, ya que les desviaba de sus objetivos espirituales. Además, algunos monjes llegaron a comercializar sus habilidades médicas. En el año 1139, el papa Inocencio II prohibió formalmente el ejercicio médico a los monjes que: “descuidando el cuidado de las almas, prometen salud a cambio del detestable dinero, convirtiéndose así en médicos de cuerpo… desde nuestra autoridad apostólica prohibimos que eso se haga”. Así, desde el siglo XII la medicina volvió a estar en manos laicas.
  • A partir de entonces, el periodo de medicina monástica puede considerarse terminado. Sin embargo, las escuelas catedralicias habían estado experimentando un auge desde finales del siglo IX. Y, ya en el siglo XII, comenzaron a crearse los “estudios generales” y las “universidades”. En todas estas nuevas sedes se fue desarrollando un saber medico muy respetuoso con la tradición clásica, aunque extremadamente dialéctico, sistemático y especulativo. Este saber fue denominado como “escolástico” o de las escuelas.

Las universidades medievales sirvieron para institucionalizar formalmente la medicina. Su sistema de grados y titulaciones afianzó un sentido de identidad profesional entre los médicos y sus enseñanzas teóricas hicieron de la medicina una profesión culta.
Se dispuso de nuevos textos médicos y se elaboraron sistematizaciones escolásticas del conocimiento. Con ello se expandió la base teórica de la medicina y se enriqueció el debate especializado.

También aparecieron durante esta época los primeros sistemas de titulación oficial y de licenciatura para el ejercicio médico. El rey normando Rogerio II de Sicilia implantó en 1140 la obligación de superar un examen para poder ejercer la medicina en su reino. Un siglo después el emperador Federico II reguló estatalmente el ejercicio de la medicina. Impuso la obligación de realizar un año de prácticas al lado de un médico experto, implantó un examen oficial como requisito para el ejercicio de la medicina, y mando redactar un juramento y un diploma de aprobación.

En los siglos XIV y XV algunas monarquías europeas fueron reglamentando el ejercicio de la medicina, estableciendo condiciones para la licencia y determinando honorarios y responsabilidades. 
En España las Partidas de 1348 fijaban los derechos y obligaciones de los médicos. En 1432 se crearon los Alcaldes Examinadores, que fueron un precedente del posterior Tribunal del Protomedicato, tribunal nombrado por la corona española para examinar, licenciar y reglamentar a los médicos.
Sin embargo, en Europa los profesionales universitarios atendían solo a un reducido sector de las clases sociales altas. Para atender al grueso de la población existía un conjunto de médicos empíricos, especialistas itinerantes, parteras, barberos-cirujanos y boticarios que, hacia el final de la Edad Media, solían asociarse en gremios. Estos gremios también controlaban y restringían el ejercicio médico ofreciendo a cambio de garantizar la idoneidad y el buen comportamiento de sus afiliados.

 El cristianismo, por su parte, aportó grandes cambios en la asistencia a pobres y enfermos. Estos cambios desembocaron en la organización de una asistencia pública dirigida por la Iglesia, dando origen a un periodo histórico que se puede denominar como de “beneficencia eclesiástica”. Se introdujeron cambios que promovieron la asistencia al necesitado y al enfermo (valoración positiva de la enfermedad –el enfermo es merecedor de ayuda-, mandamiento de caridad en la asistencia al enfermo-ayuda al prójimo-, cambio positivo en la forma de valorar el saber médico antiguo, conocido como medicina antigua pagana). 

No obstante, durante la Edad Media, en la sociedad feudal seguía existiendo una fuerte desigualdad frente a la asistencia médica. 
  • Los grandes señores tenían “médicos de cámara” seleccionados entre los médicos más instruidos. 
  • Las clases medias que vivían en las ciudades disponían de médicos que les visitaban a domicilio. 
  • Los pobres eran atendidos en hospitales en los que predominaba el personal eclesiástico, y que en los primeros siglos no disponían de médicos. Poco a poco, el trabajo de los médicos profesionales formados en las universidades comenzó a suplementar la asistencia caritativa que antes solo suministraban los eclesiásticos, aunque la mayoría de los médicos instruidos continuaron presentando sus servicios privados a las clases altas.
Patricia
Fuente:
Sánchez González, M.A. (2012) Historia de la Medicina y Humanidades Médicas. Elsevier (España).
Sánchez Granjel, L. (1981) La Medicina española antigua y medieval. Universidad de Salamanca (España).

lunes, 26 de octubre de 2015

Ballestas y ballesteros.

Andrea:

La ballesta es , en cierto modo, el perfeccionamiento tardío y costoso del arco. Uso permitía la distinción socioeconómica existente entre sus usuarios y los arqueros tradicionales. Pero las diferencias desaparecían en las Schiizenfesten, una gran concentración festiva que gracias a la hábil propaganda de los burgueses flamencos y a la buena organización, lograba atraer a verdaderas masas de gente a las ciudades manufactureras y comerciales que las realizaban. En la República Checa actual se sigue celebrando este festival de la Corporación en Hradcany, que es un callejón de Praga donde, durante la Edad Media y el Renacimiento, los ballesteros checos agrupados en sus cerradas hermandades celebraban la admisión de nuevos miembros. En dicha fiesta corría la inestimable cerveza checa y se comía carne de venado.

La introducción de la ballesta en la Europa medieval se basó en la necesidad de crear un tipo de mecanismo que permitiese un mayor alcance para lanzar los  proyectiles o flechas frente al que poseían los arcos de la época. Al mismo tiempo que se pretendía reducir el esfuerzo y la destreza que los arcos suponían, y traspasar la cota de malla de los caballeros del medievo. En definitiva, lo que pretendían era  mantener el arco en su posición de tensado durante el mayor tiempo posible para apuntar y que ello no conllevase dolorosos resultados en los brazos de quien lo manejaba como en el caso de un arco.

Las primeras ballestas medievales eran artefactos muy primitivos. Se tensaban apoyando el arco, de tipo simple, en el suelo y sujetándolo con los pies, al tiempo que con las dos manos se tiraba de la cuerda hasta sujetarla en la muesca de un primitivo disparador en forma de palanca que empujaba la cuerda, liberándola. Ya en la segunda mitad del siglo XII, las ballestas eran lo suficientemente potentes como para que se pudieran tensar con la mano, con lo que se tuvo que introducir el estribo, una pieza sujeta a la cureña en el que se introducía el pie para sujetar el arco. Enseguida aparecieron sistemas mecánicos para tensar la cuerda basados en el principio del torno.

Destaca el desprecio de la aristocracia por este arma, desprecio que durará hasta el Renacimiento. Aunque la Iglesia trató de prohibir su empleo, su potencia y su fácil manejo hicieron que se propagase por toda Europa en los siglos XIII y XIV.   No obstante la  ballesta fue utilizada normalmente por mercenarios, a menudo de origen italiano, de donde procedía la madera de tejo que se consideraba la más apropiadas para la construcción de los arcos. 

ballestaballestero

Otra de las ventajas de la ballesta la encontramos en sus proyectiles, más cortos, de cabeza piramidal maciza y  más baratos y perforadores que los del arco. Estos podían  atravesar corazas inaccesibles para un arquero.  Sin embargo, poseían una desventaja  y era el largo tiempo que se necesitaba para cargarlas, lo que hizo necesaria la asistencia de un escudero portador de un escudo ligero para proteger al ballestero mientras éste recargaba laboriosamente su arma, perdiendo disparos frente al arquero. Las ballestas serían ya desde el siglo XIII elementos habituales no sólo en asedios sino en batallas terrestres o navales. Otro problema de las ballestas es que tenían poca precisión a larga distancia pero eran eficientes a corta distancia. La poca precisión a larga distancia se debe principalmente a que los virotes son cortos, muy pesados y casi siempre sin emplumar o emplumados con materiales rígidos, cuero, madera.

El tamaño de la ballesta variaba según su uso. Encontramos así las manuales o portátiles que eran cargadas por un hombre solo, a pie o a caballo. Otras ballestas serían las  de posición fija que eran colocadas sobre bancos o caballetes para la defensa de los muros o para ser llevadas a los campos de batalla. Naturalmente, cada ballesta era cargada de manera diferente. La ballesta de mano, que es la más pequeña, era también la más sencilla. La ballesta de gancho se caracterizaba, como su nombre lo indica, por tener un gancho que colgaba de la muñeca del ballestero y le permitía extender la cuerda hasta sujetarla al taco de la nuez.

Las partes principales de la ballesta son: 1- el “arco”, que era generalmente de acero madera o de asta; 2- el “palo”, también llamado “cureña”, el cual casi siempre era de madera pero algunas veces era de hierro forjado o acero, sobre todo  en las ballestas de menores proporciones; 3- la nuez, un pequeño disco que servía para sujetar la cuerda tensa hasta que el arma estuviera  cargada y lista para disparar; 5- la “llave” o manija, que hace la función de gatillo de la ballesta y  se acciona sobre la cuerda llegado el momento. El palo tiene un canal por el cual, al deslizarse la flecha, toma la dirección precisa. El arma consta, además, de una especie de culata que el ballestero apoya en el hombro cuando torna puntería, y en la extremidad opuesta un estribo o gancho para sujetar la ballesta a la montura o a la cintura a fin de facilitar la carga del arma.


Fuente: SALVADOR, J (2006). El deporte en Occidente: Historia, Cultura, Política y Espacios. Tomo II. Tesis doctoral. Universidad de La Coruña.


MEDICINA EN LA EDAD MEDIA:
ENFERMEDADES


Como ya hemos visto, las enfermedades fueron un elemento común en la vida del medievo, siempre presente en la mentalidad de la sociedad. Las enfermedades más comunes y que fueron las que generaron esas grandes epidemias fueron:
  • PESTE
Ilustración de la peste Negra de la biblia Toggenburg (1411)

La bacteria se conoce con el nombre de Yersinia  pestis, en memoria de Alexandre Yersin, quién aisló y cultivó el germen en 1894. Aunque, en las últimas décadas se piensa que el verdadero agente de esas epidemias fue un virus hemorrágico.
Vive en los roedores silvestres, en los que apenas se produce patología. Desde ellos, la bacteria pasa ocasionalmente a las ratas domésticas en las que sí se produce una gran mortalidad, pero son las pulgas de las ratas las que transmiten esta enfermedad al picar al hombre. 

Existen varios tipos:
    • Peste bubónica: producida por la picadura de la pulga, comenzando bruscamente con una fiebre muy alta e inflamaciones dolorosas y supurantes de las glándulas linfáticas, los llamados “bubones”.
    • Peste septicémica: no aparecen bubones evidentes.
    • Peste neumónica: cuando las bacterias llegan hasta los pulmones, pudiéndose contagiarse directamente por el aire a otros seres humanos.
    • Existen otros casos con gran tendencia hemorrágica cutánea, debido a esto la enfermedad pasó a ser conocida como “peste negra”.
La forma bubónica había una mortalidad sin tratamiento de entre el 40% y el 70%, mientras que la forma neumónica era casi siempre mortal.

La bacteria se supone originaria del noroeste de la India y ha producido epidemias en los seres humanos en el seno de tres grandes ciclos históricos:
    • La conocida como la “peste de Justiniano”, que comenzó en el siglo VI y que tuvo frecuentes rebrotes en toda el área mediterránea durante los dos siglos siguientes.
    • La conocida como “peste negra”, que comenzó en el siglo XIV. Probablemente procedía del este del mar Caspio y siguió las rutas comerciales con la india y China. Desde allí, se difundió a toda Europa y al Próximo Oriente. En el asedio de Kaffa (ciudad de Crimea), en 1345, los sitiadores de la ciudad arrojaron cadáveres apestados en su interior por medio de trabucos. Desde esta ciudad, entonces genovesa, los mercaderes expandieron la epidemia por los puertos mediterráneos. En esta pandemia, hubo muchos factores históricos-sociales que contribuyeron a su aparición:
      • Aumento medieval de la población que, además, se cocnentró en las ciudades. La población se duplicó entre los siglos X y XIV.
      •  Expansión del comercio y de las rutas comerciales. El comercio a larga distancia fue el que introdujo la epidemia y el comercio interior la expandió y la hizo rebrotar.
    • El tercer ciclo se dio a mediados del siglo XVIII, comenzando en Asia central.
La desaparición posterior la vemos favorecida por el aprendizaje y puesta en práctica de medidas de prevención (como las mejoras en los barcos, el cierre de los mercados, etc.), el cambio de las ratas que convivían con el hombre (la rata negra fue sustituida por la rata gris), el cambio en la arquitectura de las viviendas y los cambios climáticos.
La peste negra afectó profundamente a todos los aspectos de la vida social, política, económica, cultural y religiosa, ya que se observó una disminución considerable de la población (entre un cuarto y un tercio de la población europea murió en la primera oleada de peste en el siglo XIV), quedaron alteradas la economía y el comercio de la época (por falta de población, aumento del bandolerismo y el pillaje…), aumento de persecuciones contra las minorías, sobre todo los judíos, y produjo una modificación de las ideas y costumbres morales de las personas, que exaltaron en gran medida la religiosidad. Modificó también las expresiones artísticas y transformó la actitud frente a la muerte.
  • PALUDISMO
Esta enfermedad ha recibido diversos nombres. El primero fue malaria, porque su origen y propagación se atribuía “al mal aire”. En España se ha conocido como terciana, cuartana fiebre intermitente en recuerdo de su cuadro clínico con accesos de fiebre cada ciertos días. Terminó denominándose como paludismo por la relación que se estableció entre la enfermedad y las aguas estancadas o pantanos (en latín: paludum). Ha predominado en zonas costeras, húmedas, cálidas y próximas a pantanos cultivos húmedos.
Transmitida por un tipo de mosquito característico de zonas húmedas y provoca accesos periódicos de fiebre con escalofríos y deterioro general crónico y progresivo, que cursa con anemia y una inflamación aguda del bazo. La mortalidad es baja, aunque mayor en niños.

Ha sido una enfermedad que probablemente ha acompañado a la humanidad desde sus orígenes y que afecta a casi todas las especies de primates.
Tras la romanización, aumentó mucho su incidencia, aumentando en los últimos siglos del Imperio romano y en el siglo XV fue llevada a América desde Europa y África, contribuyendo a la despoblación indígena americana.

Entre los factores que contribuyeron a su aparición nos encontramos con los movimientos de la población, la extensión de regadíos y pantanos, alteraciones ecológicas que favorecían a los mosquitos.

Desde la Antigüedad se utilizaron medicamentos de eficacia dudosa para luchar contra la enfermedad, como purgantes, las sangrías y los vomitivos.
  • LEPRA


Es una enfermedad trasmitida por vía cutánea o mucosa y que tiene un grado bajo de contagiosidad. En relación a sus síntomas, comienza con una mancha cutánea, para pasar a afectar los tejidos superficiales, principalmente piel, nervios periféricos, cuerdas vocales y mucosa nasal. Concluye produciendo lesiones destructivas en la zona de la nariz, la cara, las manos y en los pies.

Es una enfermedad muy antigua ya que se hace referencia a ella en los textos bíblicos, pero posiblemente se llamara lepra a una serie de enfermedades diferentes a la actual. El investigador Christensen revisó numerosos esqueletos y momias de épocas diferentes, demostrando que no hay evidencias de la enfermedad anteriores al siglo V a.C. (excluyendo el Extremo Oriente). Pero sabemos que la lepra que conocemos actualmente fue vista y descrita en el siglo VI d.C. en la escuela médica preislámica de Alejandría.
La lepra tuvo su mayor apogeo durante la Edad Media y comenzó a declinar a mediados del siglo XIV. Con el cristianismo, los leprosos eran identificados por las autoridades religiosas y eran segregados en ceremonias rituales, frecuentemente misas fúnebres en las que se administraba al leproso los últimos sacramentos e incluso a veces se le colocaba en una tumba para simbolizar su muerte social.  Con posterioridad, se le impedía su acceso a las ciudades. En muchos lugares, los leprosos debían de anunciar su presencia con diversos elementos, como su vestimenta (de color gris). También se procuró aislarlos en los conocidos “lazaretos” que explicaré en entradas posteriores.
La Iglesia les concedió la imagen de pecadores reprendidos por Dios, para hacerles pasar por su purgatoria en la Tierra, de forma que su cuerpo estaba muerto pero todavía tenían tiempo para redimir su alma.
  • TISIS 
Conocida con el nombre general de “tuberculosis”, es una enfermedad que puede localizarse en cualquier órgano o tejido del cuerpo. Por ello, sus diferentes formas no se reconocieron como una misma enfermedad hasta el siglo XX. La forma pulmonar fue llamada “tisis” y la afectación de los ganglios cervicales “escrófula”.
El agente se conoce con el nombre de bacilo de Koch en honor a su descubridor y principalmente se transmite por inhalación. Antes de la pasteurización de la leche fue también frecuente la vía gastrointestinal.
La enfermedad puede manifestarse inmediatamente al contagio o después de años de latencia, afectando sobre todo a los pulmones, pero pudiendo lesionar casi todos los órganos: riñones, huesos, ganglios linfáticos, meninges…
Ha sido una enfermedad antigua del Viejo Mundo, aumentando en Europa en torno al siglo XIV, llegando a tener un enrome peso.
Siempre se ha asociado a la pobreza y a la vida en las ciudades, siendo la enfermedad típica de las culturas urbanas. Está demostrado que ha sido más prevalente en las ciudades que en el campo. Su aumento en el siglo XIV estuvo probablemente relacionado con la progresiva urbanización de Europa.
En relación a los tratamientos a los que se recurrió, podemos ver que en el Medievo muchas personas acudían al “toque” de la mano del Rey para curar la escrófula. 

Otras enfermedades que eran muy frecuentes en la Edad Media:

  • Sudor del inglés. Una epidemia contagiosa que hoy se conoce como gripe.
  • Escorbuto. Lo produce un déficit de vitamina C, sobre todo por la falta de verduras frescas y cítricos en la dieta. Los síntomas son depresión nerviosa, piel amarillenta, tumefacción de las encías, hemorragias, dolores en las articulaciones y manchas en la piel que primero son rojas, se vuelven violetas, verdes, verdes-amarillentas y finalmente amarillentas. Fue temida por los marineros.
  • Gota. Es una alteración del metabolismo, mediante el cual un se produce un aumento del ácido úrico en la sangre, acompañado de dolores articulares y ataques cada vez más frecuentes. Estos ataques se caracterizaban por dolor articular, hinchazón y enrojecimiento local de la piel.
  • Hernias. Sobre todo abdominales. Al paciente se le purgaba, se le ponía a dieta y se le aplicaban cataplasmas y vendajes.
  • Baile de San Vito o Corea. Se suponía provocada por la picadura de la tarántula y se intentaba curar con música. El síntoma principal de esta enfermedad, que ataca a determinados núcleos del encéfalo-medular, es la aparición de movimientos involuntarios, rápidos, desordenados, de gran amplitud y sin ningún fin.
  • Difteria. Enfermedad infecto-contagiosa, aguda y febril. Se presentaba con vómitos, palidez, fiebre, ulceración en la boca, llagas pestilentes y aparición de falsas membranas en la garganta que producen sofocación. Termina provocando la muerte por asfixia.
Patricia
Fuente:
Sánchez González, M.A. (2012) Historia de la Medicina y Humanidades Médicas. Elsevier (España).
Sánchez Granjel, L. (1981) La Medicina española antigua y medieval. Universidad de Salamanca (España).



MEDICINA EN LA EDAD MEDIA:
EPIDEMIAS

Pieter Bruegel el Viejo. El triunfo de la Muerte, 1562, Museo del Prado


A partir del siglo II d.C. comenzará a detectarse signos de un estancamiento demográfico y de una mortalidad incrementada. En torno al siglo III al VI es cuando se comienzan a detectar los primeros signos del surgimiento de las grandes epidemias, con una alta mortalidad y de amplia difusión por todo el mundo antiguo y medieval: aumentó la morbilidad y la mortalidad palúdica, posiblemente por la introducción en Europa, desde Asia y el norte de África, de dos nuevas especies de mosquito que transmite más eficazmente el paludismo; en el siglo VI, se describe por primera vez en el Mediterráneo la forma que conocemos actualmente de la lepra, y que debió de aparecer allí poco después; la peste de Justiniano, que apareció por primera vez en el siglo VI, e imposibilitó definitivamente los esfuerzos de recomposición del imperio romano.

Durante la Edad Media temprana (hasta el año 1000) se produjeron epidemias recurrentes y guerras que contribuían a empeorarlas. Por fuera de las fronteras del Antiguo Imperio romano parece haber existido una ecología sanitaria más favorable y un mayor crecimiento demográfico, que permitió a los pueblos llamados bárbaros realizar sus invasiones sucesivas. En el Antiguo Mundo, sin embargo, fue disminuyendo poco a poco la virulencia de algunas enfermedades epidémicas, como el sarampión y la viruela, las cuales fueron haciéndose menos graves y más típicas de los niños.

Entre el año 1000 y la peste negra del siglo XIV, mejoraron las condiciones sociales, aumentó la producción agrícola y disminuyeron las epidemias. Europa experimentó así un gran crecimiento demográfico que permitió extenderse a su población por primera vez hacia territorios limítrofes, entre ellos el este de Europa, Palestina y el sur de España.

En la Edad Media tardía, la irrupción de la peste negra supuso el comienzo de una serie de rebotes epidémicos posteriores por toda Europa que estancaron su demografía. El clima de Europa se hizo más frío y disminuyó la incidencia de la lepra, pero comenzó a aumentar la tuberculosis.

el triunfo de la muerte
Pieter Bruegel el Viejo

Estas epidemias, y concretamente la Peste Negra que asoló Europa en el siglo XIV, tuvieron tanta incidencia en la mentalidad de la sociedad de la época que se creó un género dentro del arte, la Danza de la Muerte. Tanto la poesía, como la pintura, el teatro y la escultura representaban con frecuencia este tema como recordatorio de lo único cierto en la vida, que el ser humano acaba sucumbiendo.
Sin importar que fuesen niños o ancianos, ricos o pobres, nobles o campesinos, la muerte les alcanza a todos, por eso se representaba a la Muerte bailando con los diferentes miembros de la sociedad. 


renacimiento nordico
Pieter Bruegel el Viejo


Patricia
Fuentes: 
Sánchez González, M.A. (2012) Historia de la Medicina y Humanidades Médicas. Elsevier (España).
Sánchez Granjel, L. (1981) La Medicina española antigua y medieval. Universidad de Salamanca (España).

Las pieles en la Edad Media.


    Heredadas de la tradición germana, donde el clima obligaba a su uso, las pieles fueron un complemento de amplio uso durante todo el periodo medieval. A diferencia de los pueblos que penetraron los límites romanos, el Imperio y posteriormente la sociedad medieval, tendrán una perspectiva distinta a la de sus originales usuarios que las empleaban con un sentido práctico, de uso diario y universal a toda clase y sexo, a una idea de opulencia desmedida y salvajismo.
 
   Las pieles tendrán un uso ampliamente extendido a lo largo del tiempo pero, al igual que en la actualidad, dependiendo de su función y origen, se atribuirán distintas ideas acerca de cada piel o cuero.

   Las pieles como prenda de vestir o de adorno fueron exclusivas a las clases más altas tanto por ley y decreto como por valor económico. Se preferían las pieles exóticas traídas del Norte de África, Rusia y Próximo Oriente pero ello no impedía que hubiese una industria local derivada de la caza o del consumo cárnico que facilitasen su acceso a pieles más burdas pero asequibles a otros bolsillos. En general se empleaban diversos tipos de pieles de lo más burdas (ardilla, conejo, liebre, comadreja, topo, buey, gato montés y común, etc...) a las más finas (zorro, marta y armiño). Las más caras se dedicaban a detalles en cuello, mangas, guantes... mientras que las más grandes se dedicaban a prendas más grandes pero siempre podían hacerse conjuntos grandes a partir de retazos de pieles más pequeñas.
  Las clases más bajas no alcanzaban a permitirse el uso de pieles a menos que en contadas ocasiones y si eran de animales comunes.



Oposición:

   Por su origen animal y su uso como elemento de opulencia, las pieles tuvieron que resistir a lo largo del tiempo una gran presión por parte de las monarquías y la religión.


  1. El cerdo: su uso estaba prohibido al menos para los judíos y los musulmanes y aunque el Antiguo Testamento lo recoge también (junto a la liebre, el conejo y hasta el camello), todos sabemos que el cerdo era una fuente vital de supervivencia para las todas las clases sociales en la Edad Media, en especial en la Península Ibérica, donde cada parte del animal se empleaba, aunque en este caso fuese para cueros y se destinase a calzados, bolsas, encuadernaciones y pergaminos, elementos de artesanía, tiras, etc...
  2. Legislación: fue famosa la insistencia de Carlomagno en prohibir el uso de ciertas pieles durante su reinado, aunque ni el mismo la hacía cumplir y gustaba de vestir suntuosas pieles en actos sociales.
  3. Iglesia: aunque aquí también tenemos casos de uso de las pieles por los miembros del clero que las requisaban u ordenaban su quema, hubo numerosos movimientos moralistas que llamaban a desprenderse de todo elemento de opulencia y quemarlos (libros, joyas, obras de arte, telas caras y, obviamente, pieles y cueros) como los Advenimientos y las Hogueras de las Banalidades (aunque se nos escapan de la cronología, pero la doy como un ejemplo mucho más conocido).

Las expansiones a nuevos mundos, como ocurrió con las Cruzadas o con el surgimiento de los mercados en la Plena Edad Media, ayudó a aumentar el cauce de entrada de mercancías y su variedad, lo que a su vez llevó a una mayor especialización y el surgimiento de pieles y cueros de mayor calidad, todos valorados por su origen y fábrica.

Muchos veréis que me quedo corta y que hablo más de las pieles de los cueros, pero tranquilos que esa será una nueva entrada en la que hablaremos de las curtiderías y tenerías de la Península Ibérica y, en especial, de las Córdoba y Granada. Igualmente os voy a dar referencias y enlaces, además de analizar, diversos estudios y contextos arqueológicos referentes al cuero y a la piel.

Helena.
 
Referencias:


BEAULIEU, MICHELE (1971) El vestido antiguo y medieval. Oikos-Tau, Madrid.

BERNIS MADRAZO, CARMEN (1955) Indumentaria medieval española. Instituto Diego Velázquez del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid.
 

http://cueronet.com/hpiel/historia3.htm




domingo, 25 de octubre de 2015

El tiro con arco


Andrea:

arco

Desde los inicios de la Edad Media, los cuerpos de ballesteros y arqueros estaban muy mal considerados socialmente, a pesar de su contrastada eficacia militar, puesto que basándose en los ideales caballerescos, la lucha debía desarrollarse cuerpo a cuerpo y de igual a igual. Por este motivo lo que la soldadesca no debía atacar directamente a los caballeros, quienes para ser reconocidos en el fragor de la batalla, se encargaban de ir muy engalanados y con enormes yelmos con plumas.  Sin embargo, el objetivo de los cuerpos de ballesteros y arqueros era el de abatir al enemigo sin  hacer distinciones y a distancia, para evitar así conflictos de identificación de los estratos sociales. Esta falta de distinción de las clases sociales es lo que provocó el rechazo social de estos soldados especializados en el tiro con arco. Muchos de sus componentes eran seleccionados de entre las clases más bajas de la
población. 

Durante la Edad Media, el tiro con arco en la guerra no fue tan decisivo y dominante en Europa Occidental. Los arqueros eran los soldados peor pagados en el ejército. Esto era debido a que el arco y la flecha eran mucho más baratos que el equipo de un hombre de armas con una buena armadura y una espada. Los arqueros profesionales requerían un largo entrenamiento y caros arcos para ser efectivos, así que era bastante raro verlos en Europa. Sin embargo, el tiro con arco tuvo un desarrollo importante en Asia y el mundo islámico. 

En el caso de los judíos realizaban competiciones de tiro con arco desde que eran pequeños, en una fiesta ritual conocida como Lag Baomer, lo que hacía que entre sus jóvenes hubiese muchos expertos arqueros. Por todo ello, la práctica del Tiro con arco ha estado muy arraigada entre los judíos desde edades muy tempranas y siempre relacionándola con prácticas religiosas. 

Se conocen también determinados aspectos técnicos de la práctica del Tiro con arco durante la Edad Media  entre los que podemos conocer costumbres y hábitos propios de los arqueros, como el origen del signo de la victoria  con los dos dedos de la mano en forma de “V”. Este gesto era realizado por los arqueros medievales con el dorso de la mano dirigido al  enemigo como estrategia psicológica antes de entrar en la batalla. Cuando el enemigo veía el gesto comprendía el mensaje, pues con ellos indicaban que aún conservaban los dedos necesarios para disparar sus flechas. Cuando alguno de estos hombres era hecho prisionero, en algunas de las ocasiones , se le amputaban los dedos índice y corazón, asegurándose de esta forma que nunca más volvería a disparar una flecha. 

El tiempo mínimo para la formación de un arquero durante la Edad Media era de al menos 8 años, por lo que era muy importante una temprana iniciación. Así mismo los arqueros medievales formaban una corporación hereditaria en la que ocultaban los secretos de su educación profesional a la gente que estuviera fuera de ella.

Los arqueros medievales tenían la costumbre de llevar sus arcos desmontados y guardar las cuerdas debajo de sus gorros, para evitar que se mojaran con la lluvia y que se mantuvieran flexibles con la grasa del propio cabello (Como se menciona en las  “Ordenanzas Yeoman” del siglo XII). Por su parte la cola empleada para pegar las plumas a los astiles de las flechas se conocía como “Cola de Moscovia” y se obtenía a partir de la vejiga natatoria del esturión, con trozos de piel, hueso y espinas del pescado, cocidas hasta obtener una pasta a la que se le añadía un poco de cal viva como aglutinante. Aunque para hacer grandes cantidades de flechas se pegaban con resina de abedul, que era más resistente y además no le afectaba la humedad. 

El tiro con arco como deporte.

Durante la Baja Edad Media, en distintas ciudades, existían cofradías de arqueros que prácticaban y competían en concursos anuales, tirando, por ejemplo, contra un pájaro vivo, de madera o de cartón, atado enlo alto de un mástil 

Los monarcas procuraban fomentar entre sus súbditos esta práctica con los arcos. En Francia e Inglaterra se llegaron a prohibir, durante el siglo XV con motivo de la guerra de los Cien Años, por lo que los arqueros se dedicaron a otros juegos que no fuesen los que redundaran en aumentar las habilidades de estos necesarios soldados para aquel tipo de guerra.

La participación en estas competiciones resaltaba la pertenencia o no a determinados estamentos. Los festivales cívicos de las clases urbanas de la Europa del Norte y el Centro eran parecidos a los concursos de lucha y juegos medievales, aunque preferentemente se centraran en los concursos de tiro con arco auspiciados por las autoridades regionales para crear milicias populares de hábiles y experimentados arqueros.  A partir del siglo XIV, la popularidad de las competiciones de tiro con arco se extendió por toda Europa. Estos suponían una excelente ocasión para reunirse, lucir los mejores trajes, escuchar discursos políticos y religiosos, disfrutar de otros espectáculos populares y, sobre todo, para comer y brindar en compañía de los compañeros y paisanos.
El arco

EI arco era un arma de fabricación económica y fácil, su dificultad se encontraba en el manejo, lo que exigía una laboriosa práctica a los arqueros. Ese factor obligó a crear hermandades que se reunían en lugares preparados para desarrollar sus técnicas, organizando lo que hoy Ilamaríamos campos de tiro.

Los arcos de una sola curva eran más gruesos por el centro que por los extremos, guarnecido de astas de animales del entorno y con una cuerda hecha con tripas de animales. Sus dimensiones variaban desde los 1'90 a los 1'S0 metros. Los cuerpos de ejército, tanto en Oriente como en Occidente, contaban con arqueros a caballo y a pie que se organizaban en las ya antes mencionadas corporaciones y hermandades. Finalmente su paso al museo de las armas. EI arco perdió parte de su importancia bélica con la aparición de la ballesta, más precisa y de mayor cobertura, pero ésta nunca pudo lograr la rápidez de tiro derivada de un buen arquero, no obstante podía alcanzar mayores distancias. Durante un tiempo las dos modalidades convivieron como armas y sólo desaparecieron cuando las armas de fuego se perfeccionaron, pues durante un tiempo la frecuencia.

Los arqueros medievales utilizaban dos técnicas para conseguir tan preciada madera, la primera era hacerse de una buena, recta y gruesa rama, a partir de la cual se iniciaba la elaboración. La segunda consistía en extraer de un buen tronco, previamente descortezado y cortado en trozos, una serie de listones con una sección en forma de “V” mediante cuñas y martillos.  El árbol debía ser talado en invierno pues de en este momento la madera se encontraba mucho más compacta. Una vez obtenidos los listones se la dejaba curar durante cierto tiempo. Más tarde se irán afinando los brazos o palas hacía los extremos, en los que se tallaran las muescas para colocar la cuerda o donde se insertaran extremos de hueso o cuerpo con el mismo fin. Una vez acabado el arco, su sección deberá tener una forma de “U”. Un buen arco de madera era capaz de atravesar a un hombre a la distancia de 100 metros.

Tipos de arco: 

- Arco largo
Su origen era galés y solía hacerse con madera de tejo. Tiene un cuerpo largo y más o menos recto. Su longitud era de unos 1’8-2 metros y su alcance máximo era de unos 350 metros, con un alcance efectivo de unos 180 metros y un alcance de letalidad segura de 50 metros.


- Arco plano
Es un arco no reforzado. Sus palas son planas y meedía unos 1’60 metros. Se realizaba en madera de fresno, nogal o roble (materiales más económicos que el tejo).


- Arco compuesto.
Su origen data del segundo milenio a.C. y evolucionó hasta el s.XVII en pueblos asiáticos y del medio Oriente. Tiene más potencia que los arcos monolíticos y son más ligeros, pero eran más costosos de hacer y frágiles. El arco compuesto esta hecho con madera revestida con asta y tendones. Las tres partes están encoladas con pegamentos de origen animal y se unen con tiras de cuero o bandas de corteza mojada que se contraen y refuerzan la unión. Su alcance es aproximadamente de unos 300 metros, aunque hay referencias de alcances mayores.



- Arco recurvo.
Poseía muy poca elasticidad. Era similar al arco largo pero más pequeño. Este arco tiene su origen en el arco asiático y era empleado por la caballería de los mongoles debido a su reducido tamaño y gran versatilidad.


Fechas: puntas.

Inicialmente las puntas de flecha eran de diferentes materiales pero básicamente iguales en cuanto que todas tenían una forma triangular. A partir de la Edad Media  se inicia el desarrollo de diferentes tipos de puntas de flecha más o menos adaptados a las nuevas necesidades bélicas.

- Punta bodkins.
Tenían una forma delgada y larga, con perfiles cónicos, cuadrados, triangulares, estriados,… Su función era atravesar las cotas de malla y perforar las armaduras y escudos. No se usaban en la caza. Muy útiles para grandes distancias (unos 250 metros)y para la llamada “lluvia de flechas” Solían clavarse unos 3-4 centímetros y pocas veces eran mortales, no obstante se quedaban clavadas en el cuerpo del guerrero. Éste durante el fragor de la batalla no se la podía quitar y poco a poco se iba introduciendo más como consecuencia de los golpes, provocando de este modo lesiones mayores o incluso la muerte. 


- Punta amplia.
Tienen un perfil amplio y plano con unas superficies idóneas para el corte. Se usaron tanto para la caza mayor como en la guerra. Su objetivo era rebanar y cortar tejidos y músculos. Si tenían una gran masa, ganaban en poder de penetración pudiendo atravesar cotas de malla y armaduras. Posteriormente comenzaron a poseer púas o alas, lo que facilitaba la penetración de la flecha con el movimiento y dificultaba su extracción.


- Punta o cabeza con púas.
Las alas de las flechas de punta amplia se fueron curvando y haciendo más largas, aumentándose así la superficie de corte.  Se usaron sobre todo,contra la caballería. Su alcance era de unos 180 metros y se empleaban mediante el tiro horizontal paralelo al suelo. Por su forma estas flechas planeaban muy bien y rozaban o incluso cortaban los músculos y tendones de las patas. Estas lesiones podían enloquecer a los caballos, rompiendo así la formación, o  también podía dejarlos cojos.


- Punta o cabeza bifurcada.
Estas puntas tenían una cabeza bifurcada cuyo interior era una superficie afilada y de corte Su objetivo era el corte de cabos, maromas y aparejos de buques. En las batallas terrestres, se pudieron usar de la misma forma que las puntas de flecha de cola de golondrina contra las patas de los caballos.


- Punta o cabeza de cincel.
Se emplearon poco y su objetivo, posiblemente, fuera el de penetrar las armaduras de cuero.

- Punta o cabeza incendiaria.
Para ello, se podría usar cualquier tipo de flecha a la que se ataba un material inflamable. Las puntas incendiarias medievales diseñadas para este fin tenían unos orificios en la punta de modo que se ataba a ella el material inflamable. Al clavarse la flecha el fuego quedaba en contacto con la superficie perforad, facilitando el prendimiento. La ventaja de estas flechas era que, al ser finas, se podían calentar hasta estar candentes con lo que la propia flecha era capaz de prender la madera seca.



Fuente: 
- FÉRNANDEZ, J (2008). “El deporte en sefarad durante la Edad Media”. Revista de Historia do Esporte. Vol 1, número 1, Junio.
- SALVADOR, J (2006). El deporte en Occidente: Historia, Cultura, Política y Espacios. Tomo II. Tesis doctoral. Universidad de La Coruña.
- BANDEIRA, J (2008). El arco: un paseo por la Historia. Cataluña.